viernes, 20 de agosto de 2010

Tal día, a tal hora...


Porqué todo tenía fecha, porqué los días importantes debían estar subrayados en el almanaque, porqué la mayoría de las cosas no se conservaban intactas con el pasar del tiempo, porqué había que estar pendiente de la fecha de vencimiento, porqué la edad para entrar al colegio, para ver películas, para ir al cine, para manejar, porque los horarios y con ellos la impuntualidad y el retraso, porqué, porqué, porqué es tan complicado el tiempo.
Será que la mejor manera de disfrutar que el tiempo pasa, es no recordarlo; cómo saber cuándo la oportunidad que tenemos al frente no se repetirá en el tiempo, será que es verdad que todo pasa en el momento perfecto y que cuando las cosas no nos corresponden así pasen siglos no serán; o al contrario, cuando algo es para nosotros, será, así pasen siglos. Será que la idea de adelantar constantemente el tiempo no es buena idea, que el deseo de crecer rápido hace que envejezcamos antes, que escuchar gaitas en agosto hace que en diciembre estemos hartos, que vivir el presente olvidando el pasado y no pensando en el futuro nos hace perder nuestra esencia y nos vuelve conformistas, que, que, que manía de querer mover -o detener- las agujas del reloj.
Como siempre, me encantan las complicaciones y últimamente los temas relacionados con el tiempo me complican más y mucho más cuando no tengo respuesta para tantas preguntas.

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