viernes, 25 de enero de 2013

¡Aja 2013!


Generalmente, a principios de un nuevo año, las personas (incluida yo) hacemos un balance del año anterior y nuestros nuevos propósitos del que empieza. Sin embargo, mi 2012 fue de tal intensidad y en tantos sentidos, que es difícil medir. Lo que si puedo decir es, y eso lo saben muy bien ustedes, que dejé de escribir.


La razón o razones de ese abandono de Absurdades son muy variables y se pueden resumir en lo que acertadamente comentó Sharito en un twitt: #estabamosdeparranda. Pero a final del año pasado, en mi caso, fue una decisión consciente al saber que una de las personas más importantes en mi vida ya no nos iba a poder leer nunca más.

No solo me leía a mi, por ser su hija y por todo lo que lo fastidiaba para que lo hiciera. Nos leía a las dos. Lo hacía a su ritmo, se tomaba su tiempo y comentaba nuestros post con mensajes llenos siempre de halagos, alentándonos a seguir y mejorar cada día más. Entonces, ¿para qué volver a escribir si me mejor fan ya no está?

Esta ausencia me ha hecho plantear y replantear mi vida un millón de veces en estas últimas semanas. Y aunque me faltan cosas por decidir, una ya está lista: Absurdades regresa. Tómalo como un regalito de cumpleaños Hermano Gris porque sé que fuiste tu el que me iluminó, cómo siempre lo hacías, un día antes de mi charla con Sharon. Por eso, porque supe que siempre estarías leyéndome, a lo mejor antes que los demás esta vez y porque, como tu, yo siempre seré tu mejor fan. Te lo debo.

me gusta, te gusta, nos gusta y les gusta

Si hablamos de música prefiero la suavecita, de letras románticas y en español, pop rock, como le llaman algunos. No descarto el merengue guapachoso para bailar y una más que otra salsa; que hasta podría tararear. El reggaeton también me gusta, y lo digo sin tapujos, incluso el que no tiene letra, ese que a algunos les parece vergonzoso sin pies ni cabeza, yo lo canto, no sé bailarlo, me da como pena. No me gustan las canciones que no entiendo ni la música pesada que me aturda como el rock, así que, por lo antes mencionado, mi cultura musical es menos que básica, pero me pongo contenta cuando escucho mi guaracha y desentono cuando canto mis baladas.

En cuanto al deporte, me gusta trotar poquito a poco, detesto cansarme en exceso, podría decirse que soy una floja, pero así lo disfruto; la natación también me gusta aunque ya no la practique. No soy muy buena en los deportes en equipo, ya es suficiente con el trabajo. Estudié ingeniería, pero carezco de ingenio. Vender es lo mío. Me gusta el color blanco, el azul, el beige y también el rojo, en el vestir generalmente soy discreta, no me gusta la ropa apretada ni los escotes, aunque algunas veces uso camisas de tiritas. No salgo de mi casa sin secarme la pollina y sin echarme perfume; me maquillo poco y por lo general lo hago en el carro. Como de todo menos hígado, me encantan los dulces, el chocolate y sobre todos los helados. En cuanto a la política, no sé que soy, en mi país, eres de uno o eres de los otros, eso de ni-ni no existe, o bueno, existe para los que no quieren aceptar que son; creo que prefiero el trabajo digno, a estar apostando por el pregonar de promesas que nunca me cumplen. En general, y en lo que refiero, así soy, como verán, a veces, también hablo de más.

Hace días, en un simple relato, la ocurrente escritora hizo una acotación en la que agradecía al cielo que el reggaeton no formara parte del repertorio musical de su vecino, el tono del comentario fue tal que no presté más atención al escrito y decidí escribir al respecto.

Una de las cualidades que más aprecio en una persona es que sea auténtica, su sinceridad al momento de asumir una posición frente a una determinada situación, que sea transparente, con ella y con su entorno; sin embargo, a contraparte, muchas veces no le doy la oportunidad para serlo, porque me he vuelto experta cuestionando las preferencias de los demás, y tal vez por eso, me molestó tanto cuando cuestionaron una de las mías.

Muchas veces es difícil hablar de gustos y preferencias, casi siempre, lo mejor es lo nuestro. Asumir de manera abierta tus gustos, sin miedo a ser rechazado ni juzgado, es indicativo de tu seguridad personal, de tu autoestima. Por lo general tendemos a relacionarnos con personas que disfrutan de las mismas actividades que nosotros, manejan los mismos temas y compartan opiniones; cuando eso no sucede, no suele ser tan sencillo adaptarse al grupo o abrirse a las nuevas opiniones y a nuevas ideas, lamentablemente retrasamos nuestra evolución por la dificultad de adaptación o aceptación al cambio. Hay quienes, como el camaleón, gozan del don de adaptarse con facilidad a cualquier entorno y disfrutan de las diferencias de los otros a pesar que no las compartan, tal vez ellos, sean menos críticos, evalúen menos, aprovechen más el tiempo, cuestionen menos y sean más felices.

Uno de mis propósitos este año, será justamente eso, intentaré empezar a respetar los gustos de los demás sin opinar tanto, que cada quien vista como quiera, escuche lo que quiera, juegue lo que quiera, como prefiera, coma lo que le provoque, sea lo quiera ser, pero eso si, que no me moleste y menos cuando esté cantando mi reggaeton. Finalmente, el secreto debe estar ahí, en que cada quien viva sus gustos y disfrute sus preferencias sin perturbar a los demás, tal vez eso fue lo quiso decir la ocurrente escritora.