martes, 31 de agosto de 2010

Descontactada

RESUMEN DE MI DIA: Saqué a la perra, PERDÍ EL CEL, llamé, atendió un tipo, me citó en el Teatro La Latina, era un indigente (no sé si fue suerte), me pidió 1 euro (y agarro mi ticket del Metro), me devolvió el cel (sin secuestrarme), Me alegré! PERO... ME RESETEÓ EL CELULARRR! SE ME BORRARON ABSOLUTAMENTE TODOS LOS CONTACTOS Y LAS DIRECCIONES! TODO!Nunca pensé que algo así me pasaría. Aún estoy en shock!
De esa manera relató – a mi parecer, con tono jocoso – lo que había sido para ella parte de su día. Si estuviese en 4to grado y colocaran esa oración en un examen de castellano para identificar el sujeto, verbo y predicado, estoy casi segura que lo hubiese raspado. Probablemente, en el sujeto habría dudado entre la perrita y el celular, el predicado hubiese estado entre el entretenido paseo o la pérdida del aparato, y en el verbo, pasear o buscar el celular, quién sabe.
Menos mal que no estoy en 4to grado y que en este cuento no importa tanto el sujeto ni el verbo, sino el protagonista de la historia, quien sin duda es el Señor Indigente que se tomó la molestia de devolver el celular por una pequeña cantidad de dinero y un gran ticket de metro, quien además se dio a la tarea de responder la llamada y para rematar se dedicó a eliminar toda la lista de contactos del celular de la coprotagonista de la historia, quien aterrada fue a buscar su aparato -casi tan imprescindible como el cepillo de dientes- sin temor a quedarse sin celular, sin dinero y probablemente sin perra.
Que importante es tener contactos, cuánta necesidad tenemos los seres humanos de sentirnos queridos y valorados por otras personas, cuán importante es para nosotros saber de la gente que queremos, saber que tenemos a alguien con quien contar. Cuánto nos mortificamos por tener almacenada una secuencia de números correspondientes a un nombre con el que te conectas dónde quiera que estés aunque no siempre lo hagas, más que tener los contactos creo que es más importante usarlos.
Seguramente, ese señor no sabía lo que significaría el hecho de eliminar el directorio, o tal vez sí, y justamente por eso lo hizo.
A mi amiga, quien vive en España solita, le digo, no importa que haya perdido todos los contactos, la tecnología está tan avanzada que podrá recuperarlos pronto, que ganó un gran contacto, sin correo electrónico ni número celular pero a quien podrá encontrar en las mañanas, o en las noches, acostado en la plaza a dos cuadras de su casa y quien seguramente nunca dudará en darle los buenos días, quien por otro euro le devolverá su celular si llegase a perderlo de nuevo y quien a lo mejor un día de estos se siente hacerle compañía en el asiento de al lado en el metro.
Ah! La perrita, disfrutó su paseo, valga la pena mencionar más largo que el habitual, además hizo otro amigo, porque el indigente – me cuenta mi amiga – le cayó de lo mejor.

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