lunes, 13 de febrero de 2012

Los treinta


El año 2011 fue trascendental, no sólo para mi, sino para la mayoría de las personas a mi alrededor. Una de las razones – porque hay muchas – es que la mayoría de ellos, al igual que yo, nacimos en 1981, lo que significa que cumplimos “los 30”. Unos formaron sus propias familias, algunos se hicieron padres, otros cambiaron su rutina; pero lo cierto es que todos y cada uno de nosotros sentimos que nuestra vida necesitaba un cambio.  

Ahora bien, junto a los cambios, vienen los recuerdos. Toda la experiencia que se tiene acumulada durante ese tiempo hace presencia o, como en el caso que viene a continuación, su presencia es solicitada. Éste relato lo escribí para un amigo por solicitud de su esposa (una amiga muy especial) debido a “sus 30”:

Año 2008. Mi primer viaje a Europa. Cuatro destinos definidos por encuentros con amigos pero sólo uno de ellos me preocupaba un poco, Karlsruhe.

Sinceramente, no recuerdo si la imagen que yo tenía de Juan me la formé yo sola o fue influenciada. Sólo sé que lo “conocí” en la USB mientras ya no estaba en la USB. Novio de una potencial amiga y segura colega, que estudiaron juntos en el colegio pero su relación creció después y marcada por la distancia (o por lo menos eso entendí en ese momento y entiendo de mis recuerdos ahora). Entonces, ese Juan era de fuerte carácter, enfocado en lograr sus propósitos, estaba de intercambio en Alemania, es decir, ¡hablaba alemán! y si, era el novio de la oveja negra (ingeniero) de una familia inclinada a las artes y humanidades.

Sin embargo, esa primavera no conocí a ese Juan, sino a Juan Antonio. Primera agradable señal ya que así se llama el mejor hombre de mi vida: mi papá. Corroboré que hablaba perfecto alemán, era un profesional en electrónica, trabajaba con los mejores en su especialidad, se esforzaba en lograr sus metas; y las lograba. Pero también descubrí a un hombre sensible, sincero, abierto a expresar sus ideas y a escuchar la de los demás, capaz de abrigar bellos sentimientos y de expresarlos. Así que comprendí a Kim, una amiga así de especial no podía compartir su vida con una persona diferente.

Muchas personas me preguntan qué fue lo que más me gustó de ese viaje y, siempre y sin dudar, contesto Alemania. Pero ahora que escribo esto, entiendo que nadie va a poder apreciar ese país como yo lo hice porque no conocerán a las personas que yo sí. Aunque espero que tengan suerte.

¡¡¡Grandes 30 Juan Antonio Raúl!!!

P.D.: Después supe su nombre completo y no puedo llamarlo diferente.

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