martes, 5 de octubre de 2010

Inseparables

Era una gata y no un gato ¿Cómo lo sabía? Porque tenía tres colores. No se podía decir si era blanca con manchas marrón o marrón con manchas blancas, pero esos eran dos de sus colores. El tercer color era el negro, como se lo habrán podido imaginar, y lo tenía ubicado sólo en una parte de su cuerpo: su ojo izquierdo.

Llegó a mí un lunes a mediodía, cabizbaja y caminando muy lento. La revisé por todos lados pensando que podía estar golpeada, pero no tenía nada roto. Lo que si parecía tener era una tristeza muy profunda. Decidí llevármela a mi casa y cuidar de ella hasta que estuviera bien para irse o hasta que alguien la reclamara.

Pasaron semanas y nadie preguntaba por ella. No sé cómo me enteré que su antiguo dueño, de un día para otro, no la quiso más. Ella intentó varias veces regresar a su casa y él no le abría la puerta. Por lo que un día, desistió de su búsqueda y a regañadientes, se dedicó a vivir conmigo. Ese día la bauticé como Catalina.

Me fui encariñando a pesar de que ella prefería estar sola y dormir. No obstante, el tiempo pasó y ya no caminaba tan lento ni con la cabeza tan gacha, pero se volvió arisca y desconfiada. La única por la que se dejaba acariciar era por mí y eso no ocurría muy a menudo.

Poco a poco fue recuperando su humor y yo empecé a conocerla como realmente era. Fue lento el proceso pero la gente a mi alrededor también notó el cambio. Jugaban con ella y ella se dejaba acariciar. Los que la recién conocían quedaban fascinados. Sin embargo, cuando les preguntaba si la querían, salían corriendo. Me decían: es bella pero no la puedo cuidar. Así que, sigue conmigo. Todos los días un poco más feliz que el día anterior, a pesar de tener algunos altibajos.

Respecto a mi, crecí a la vez que ella curaba su tristeza. Gracias a ella soy mejor persona ahora y le agradezco a su antiguo dueño el haberla dejado ir. Nuestra historía continuará cada vez más entrelazada porque, Catalina, forma una parte muy importante de mí. Por lo que, estoy segura, su futuro dueño nos llevará a las dos.

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