lunes, 27 de septiembre de 2010

remando descubrió

Eran seis más el guía. Dos chicos y cuatro chicas, ellos adelante, ellas atrás. Justo ella iba en el medio del lado derecho, su hermana y su novio, atrás y adelante respectivamente, su amiga y los otros dos amigos del lado izquierdo, en fin, compañía sobraba.
Una vez comenzada la “aventura”, se dio cuenta que no era como pensaba, entendió que una cosa es que te lo cuenten y otra que lo vivas. No sabía que los ríos eran verdes, para ella eran cristalinos, no se explicaba porqué lo imaginaba así, seguro alguna novela romántica que habría visto, también desconocía que tenían piedras atravesadas (grandes piedras) –sabía que la atravesada era ella – tenía idea de la corriente, pero tampoco se imaginaba que pudiese tener tanta fuerza, en fin, nada era como ella pensaba, posiblemente mucho más bonito, más estresante y menos seguro.
Adelante, atrás, adentro, derecha, izquierda, fueron las indicaciones del guía, no las únicas pero si las que captó más rápido, la que más le gustaba era adentro, se sentía segura, qué problema con la seguridad, pensaba. La manera de sujetar el remo, no fue la instrucción que más fácil asimiló, pero lo hacía viendo a los demás; se sentía graciosa, o torpe, todavía no lo define.
El primer día en el río, supo que conformarían un gran equipo, “Adrenalina” era el nombre, el grito de guerra “Adrenalina Au Au Au” sugerido por el guía, chistosísimo a su parecer. Mientras los otros remaban, ella intentaba hacerlo, cuidando siempre de su hermana; pensaba que el lugar de los brazos, el cuello le dolería, a pesar que estaba casi segura que ella era la que podría caerse, golpearse y ahogarse con más facilidad; sin embargo, el miedo a que le pasara algo estuvo latente siempre. Terminó el primer día, sin caídas y su hermana a salvo.
El segundo día, demostró un poco más de destreza, pero gritando y animando, no remando. Ya no sentía tanto miedo por la hermana, era mucho más ágil que ella. Disfrutó el paseo, los paisajes y la canción del cumpleaños.
Durante todo el viaje, constató que sabe evaluar riesgos, pero que aún así es valiente al asumirlos, que no siempre el hecho de sentirse segura garantiza la seguridad, que no importa lo que piensen los demás asumir sus limitaciones la hace sentirse grande, sabe que goza de muchas virtudes aunque no siempre se sienta orgullosa de ello, entendió que en un equipo todos ponen su granito de arena a su manera, que cada quien tiene su forma de remar, de gritar y de nadar, le dio importancia a saber escuchar y a seguir instrucciones de un guía, y por último; el amor por su hermana, lo confirmó una vez más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario