Lo conocí a finales de febrero del 2.007, no recuerdo exactamente el día que me entrevistó, pero a partir de la semana siguiente transcurrieron 12 años escuchando el cuento del loro.
Aunque trabajamos mucho tiempo
juntos y de la mano, lo conocí poco. A diferencia de sus hermanos, era lo
suficientemente reservado con su vida personal que no les podría contar lo que
disfrutaba hacer al salir del trabajo. De lo que estoy segura, es que le
encantan los negocios y era aficionado al regateo, cosa con la que aprendí a
lidiar aunque nunca estuve de acuerdo.
Tengo mucho que agradecerle, me
dio muchas oportunidades de crecimiento profesional ligadas al crecimiento
personal; puedo decir que tuve el trabajo soñado, aunque no así el sueldo
disfrutaba lo que hacía. Le agradezco que me permitió disfrutar de un horario
flexible cuando me convertí en mamá, eso fue un regalo valioso e impagable.
Con él pude viajar, conocer personas valiosas, lugares y costumbres que movieron
mis neuronas y crearon muchas conexiones. El viaje a Cuba, el paseo en tren de
Guadalajara y la visita a la tequilera, paseos inolvidables.
Le agradezco que conocí una
manera de llevar una empresa, una manera de ser líder y una manera de lidiar y
afrontar la gerencia, su manera particular de hacer las cosas. Su manera de
“meter corriente” por planificaciones estratégicas con resultados que muchas
veces resultaban desengranados del objetivo final. Su diplomacia camaleónica,
es una de sus principales virtudes.
La última semana trabajando
juntos, sentada en su escritorio me dijo casi textualmente y con su tono
característico y eventualmente irónico “Quintana, todo lo puedes hacer con
sentido común. No necesitas tener experiencia ni ser ingeniero, necesitas
sentido común”. Ese fue el mejor consejo de vida que pudo darme, sin esa frase,
hoy no estaría deseándole un feliz cumpleaños.
El Sr. Emilio, me hizo muchas
preguntas que me ayudaron a cuestionarme, me dio muchas respuestas debatibles pero
de todas y de lo que estoy segura es que hoy le puedo decir con bases que no
importa si eres la cabeza del ratón o la cola del león, lo importante es que
seas feliz haciendo lo que decidas. No todos podemos ser chivos, estoy convencida.
Noviembre, viene con una ñapa.
Hoy también cumple años quien fuera una de mis mejores amigas del Liceo. Es de
esas amistades que pasan los años y te preguntas ¿qué teníamos en común? sin
encontrar la respuesta. Maithe era coquetísima, recuerdo que el pantalón de su uniforme lo
mandaba hacer a la medida, mientras el mío era de los árabes, se pintaba los
labios de marrón y amaba secarse el cabello, yo con suerte me peinaba. Era
bonchona y echadora de broma, creo que sigue igual. Su amistad fue muy valiosa,
le tenía mucho cariño y gracias a la tecnología hemos retomado un poco el contacto y como
sigue igual de extrovertida me pidió incluirla en mi reto y pues, aquí estoy,
dejando registro y deseándole Feliz Cumpleaños.
A Sofía, por ahora mi única
sobrina, también le deseo hoy Feliz Cumpleaños.
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