miércoles, 27 de abril de 2011

2 vidas

Todo comenzó cuando la contrataron en lo que sería su segunda experiencia laboral. Experiencia que se extiende hasta estos momentos. Su jefa inmediata resultó ser una muchacha que tenía el mismo tiempo que ella dentro del mercado laboral, con la diferencia que lo había hecho en esa misma empresa, explicación suficientemente buena para entender por qué la supervisaba. Sin embargo, a ella no parecía importarle; sabía que su seguridad, profesionalismo y capacidad de trabajo la harían resaltar.

Por otro lado, la jefa tuvo una buena espina con ella a pesar de no haberla entrevistado y, desde que llegó, le suministró todos los conocimientos que pudo transmitirle. Le fue fácil darse cuenta lo rápido que aprendía y lo segura que era de sí misma, así que no le sorprendió cuando le solicitaron moverla de puesto sin haber cumplido siquiera los tres meses de prueba. Una que le encantaba aceptar retos, otra que disfrutaba ayudar a la gente y la camaradería que habían logrado entre ellas dio como resultado una autopista de separación y una incipiente amistad.

El tiempo que siguió estuvo lleno de momentos compartidos donde descubrieron que sus planes de vida eran muy distintos. Una era soltera y otra tenía novio. Una soñaba viajar, cambiar el mundo y se imaginaba cómo madre soltera. La otra soñaba con casarse, tener cinco hijos y vacacionar en familia. Sin embargo, la soltera tiene su propia casa, es madre y esposa. La otra está soltera y sin compromiso pero determinada a cumplir con el deber de trabajar por lo que quiere. En una conversación entre ellas se puede escuchar: “¿En cuál colegio? ¿Cuánto? Y yo quería tener cinco” o “¡Vete! Sé que asusta pero vas a aprender tanto de esa cultura”. Cada una de ellas aprende un poquito de la otra, de sus aspiraciones y frustraciones, de la vida que se imaginaron tener y de la que tienen ahora.

De eso, hace ya un poco más de cinco años. Tiempo en que el crecimiento profesional y personal ha sido significativo; crecimiento que ha alejado y unido, alegrado y entristecido, herido y sanado. Tiempo que las dos esperan que continúe a pesar de que la autopista se convierta en un océano.

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